viernes, 1 de agosto de 2014

Cien años de soledad, una prótesis humana hecha de papel



       Cien años de soledad es la novela que más se parece al ser humano. Toca da uno de los enigmas y puntos oscuros que rodean a la condición humana. Es posible que otras novelas presenten mayor claridad al expresar algunos de estos enclaves. Sin embargo, se ven favorecidas al no perseguir el objetivo de esta obra: Destripar al ser humano y dejarle desnudo frente al destino y al porvenir. Una prótesis, o extensión de la persona hecha de papel surge del fallecido Gabriel García Márquez, que deja una de las grandes obras maestres de la humanidad.
       Cuando uno se enfrenta a hablar de una obra tan leída y de la que se ha escrito tanto, corre el peligro de repetirse o contar algo en boca de otros. Son de sobra conocidos los temas principales de la novela: la soledad, el incesto, el destino y, añadiría yo, la realidad histórica. El poso que deja el libro es verdaderamente complicado de afrontar, si lo que uno busca es poner palabras que describan. Se trata de algo parecido a hacer un análisis sobre la Biblia, con todos los respetos. Sin embargo, hay ciertas premisas que para mí son claves a la hora de comprender el texto.
          La soledad intelectual: Desde el comienzo de la novela, he tenido la sensación de que cualquiera que se saliera del guion establecido lo tendría complicado para sobrevivir. Se puede ver con José Arcadio Buendía, patriarca y fundador de Macondo. El mensaje que se lanza es muy claro: Aquel que intente alcanzar un nivel superior de conocimientos, aquel que busque explicaciones más allá de las creencias exóticas, aquel que se interese por la ciencia y la investigación, está condenado a la más cruel soledad, tanto intelectual como física. Es muy significativo que este personaje acabe atado a un árbol hasta que muere. Esta tendencia se repite en la novela con otros descendientes: Se crea alrededor de Melquíades, gitano y exportador de conocimientos, una soledad bestial. Es más, no sólo es la casa el enclave de soledad; dentro de la propia casa, los descendientes que se interesan por la herencia de Melquíades se ven en una burbuja de soledad inquebrantable. El cuarto cerrado con candado. El candado al cerebro, a la inteligencia. Toda una metáfora de una realidad histórica.
          La soledad amorosa: Los Buendía están solos porque no saben amar. Son parte de esa gente que todos vemos a nuestro alrededor que no solo no cree en el amor, sino que busca reducir a la mínima expresión cualquier signo de cariño por parte de los demás. En varias generaciones no encontramos una sola unión que sea por pasión. Casi toda la descendencia es generada por adulterios y prostitución. El mensaje es que la pasión se encuentra fuera de la vivienda, mientras que dentro todos sus habitantes se sienten solos y maniatados. 

          El incesto como expresión cultural: Una familia que no vive como familia, que las estructuras sociales no establecen igualdad, sino superioridad y visiones complejas entre miembros. Así nace el incesto. Tías y sobrinos que nunca llegan a verse como tal, porque la sociedad, nadie en su familia, les explica el rol que cada uno debe tener. En cambio, el oscurantismo y los prejuicios ejercen de lanzadera entre seres que solo tienen una visión sexual o de dominación hacia el otro. El instinto animal nace cuando la cultura se ve en su mínima expresión. Se produce un pequeño “Gran Hermano”: un estudio sociológico, en el que dos familiares que no saben que lo son se ven obligados a convivir. No tarda en aparecer el deseo carnal,  ya que nadie les ha explicado la función que el uno debe tener para el otro.
          Trato masculino y femenino: Desde el principio me sorprendió el hecho de repetir nombres masculinos generacionalmente. Aunque algunos nombres de mujer también se repiten, no se produce tan descaradamente como con los varones. Mi conclusión es que García Márquez busca homogeneizar a los hombres y darles un trato más relevante a las mujeres. “Todos los hombres sois iguales” pero dicho de forma más inteligente. No es que sean iguales, es que el rol que unos imprimen en otros no dista en absoluto. Son seres simples y repetidos por convenciones sociales. Son unos falsos patriarcas, ya que la sociedad es realmente matriarcal. La prueba: Tanto Úrsula como Pilar Ternera viven entre 120 y 150 años. Y en cuento Úrsula muere, comienza la decadencia de Macondo y de la propia casa, aboca al desastre sin alguien con verdadera personalidad y fortaleza interior.
          Un poco de Historia, falta de ideas: Es muy significativo como los liberales, es decir, los llamados a impregnar de ideas nuevas y cambios, están liderados por uno de los personajes más cerrados de la novela. Sin capacidad para amar ni con dotes intelectuales, crea una revolución con el único pretexto de llevar una vida que no tiene el valor de vivir de forma cotidiana. Lo hace por orgullo y por supervivencia. La corrupción y la dictadura encubierta también tienen su espacio, como metáfora de una revolución hecha con las armas antes que con el pensamiento.
         El destino: Cien años de soledad es una novela muy o nada recomendable, según se mire, para los que creen en el destino. Se trata de una rueda que conforme se mueve repite una y otra vez la misma historia hasta que, como dicen en la propia obra, pierde engranaje, se para y no vuelve a rodar más. Los descendientes se ven obligados a repetir la historia de sus ancestros, en este caso de forma exagerada, ya que incluso comparten sus nombres. Es desconsolador el mensaje: Estamos atados de manos y pies, una fuerza interior y/o superior nos controla como si fuéramos marionetas. Todo se nos escapa.