viernes, 26 de octubre de 2012

HISTORIAL UNIVERSAL DE LA INFAMIA: VIVIENDO POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES

Todo aquel que en los últimos meses, años ya, a nuestro pesar, no haya estado muy alejado de esa tediosa actualidad que nos rodea, habrá escuchado una frase. Es una frase que se ha hecho muy famosa,de estas que marcan una etapa o un período. Todos hemos escuchado alguna vez aquello de: "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Y un enunciado como este, que en un principio podía ser parcialmente verdadero, se ha acabado convirtiendo en la demagogia más infame que ha calado en nuestro día a día.

He hablado de un enunciado parcialmente verídico. Tiene de cierto que sí pueden haber habido casos que sean tal y como esta teoría avisa. Y es parcial porque abarcar este sentimiento de culpa a toda una sociedad es simplemente, mentira. Ha habido gente que ha olvidado por completo que por decir un mentira cien veces, esta no se convierte en verdad. Hagamos una visión de lo que ha supuesto esto realmente.



Podemos echar un vistazo a esos que realmente sí han vivido por encima de sus posibilidades. Todos sabemos quienes son, todos ustedes tienen uno en la cabeza ahora mismo, o al menos un modelo de persona o família que representa este modelo. Y si lo sabemos es porque se han dedicado a alardear de su condición. ¿Qué condición? La de nuevos ricos. Esa persona que tu padre te dice "Este de pequeño no tenía ni para comerse los mocos, jugaba en mi calle" mientras se baja de su Audi, vestido de traje y corbata, con semblante facineroso. Mentalidades no preparadas para contar más de lo debido, y que no han sabido actuar cuando tuvieron un buen fajo de billetes en el bolsillo. Nunca miraron más allá de los dos o tres viajes que debían hacen para competir con sus vecinos. La carrera para ganar el premio al "progre del año" estaba en juego en la comunidad de vecinos. Hoy bajan la basura en chandal. Les compadezco, de verdad.

Pues bien, ahora es cuando un grupo formado por políticos incompetentes, periodistas interesados, empresarios con mucho que ocultar, banqueros arruinados y arruinadores, así como ciudadanos miedosos, hacen el truco del almendruco. Extienden esta teoría a TODA la sociedad. Intentar inculcar un sentimiento de culpa, engañan diciendo que te has gastado lo que no podías, que has actuado inconscientemente. Se me viene a la cabeza una frase que dijo Jordi Évole en relación a este asunto: "Me gustaría que esta gente me dijera al supermercado que iban y que le fiaban la compra, porque en el mío eso no pasaba".

En efecto, aquí radica el tema. La gente ha vivido exactamente hasta el lugar que los políticos y los bancos les han permitido vivir. Si alguien accedía a un crédito era porque el banco se lo daba. Si alguien se metía en hipotecas, es porque esto estaba así pensado. ¿Que esta gente pudo equivocarse? Sí, podemos afirmar que metieron la gamba. Pero aquí hablamos de engañadores y engañados. Los engañadores sabían que esa gente no iba a poder devolver lo prestado. Aquí hablamos de estafadores y estafados.



Yo entiendo que esos "peces gordos", asustados por el fracaso, se hayan acogido a esta teoría. Pero no puedo entender al ciudadano que lo ha aceptado de buenas a primeras. Son gente que hace un análisis simplista de la vida. En lugar de buscar a los culpables, y señalarlos, se centran en el pobre estafado. Son gente que supongo que no disfrutan de una novela policiaca, ya que en lugar de darle vueltas e intentar averiguar el culpable, se pasan horas criticando al pobre desgraciado que se le olvidó echar el pestillo. Son gente, que seguirá culpando a los alemanes por haber votado a Hitler, pobres engañados. En definitiva, son gente a los que los árboles no les permiten ver el bosque.

Historia universal de la infamia es un gran colección de historias criminales, escritas por Jorge Luis Borges. Sin duda una narración sobre este asunto del gran escritor argentino merecería mucho la pena. En definitiva, esta es la infamia que nos envuelve. Esta semana una persona se ha arrojado al vacío antes de ser embargado, y ha habido otro suicidio por el mismo tema. ¿Habrá vivido esa gente por encima de sus posibilidades? Alguien debería hacerse responsable de este tema, o la desgracia será también universal.

sábado, 20 de octubre de 2012

90 AÑOS DE UNA PASIÓN

No acostumbro en este espacio para hablar de fútbol, ni siquiera para hablar de mi gran pasión que todo el mundo que me conozca lo más mínimo es capaz de identificar: El Hércules. Pero dado que informé que como blog periodístico la actualidad mandaba, debo y quiero hacer una excepción. Y es que hoy este histórico y querido equipo cumple 90 años de historia (oficiales) y es un día de celebración... pese a cómo están las cosas por aquí.










Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Creo que esta define muy bien lo que supone el Hércules para la ciudad de Alicante. Al igual que otros símbolos como el Castillo de Santa Bárbara, el Benacantil o la Playa del Postiguet, el Hércules (o lo que es lo mismo, el Rico Pérez) supone un punto imprescindible y reconocible de lo que es Alicante. Se encuentra en un punto intermedio entre muchos barrios, está cerca del centro, pero no es el centro, ni es ningún barrio, es simplemente un pulmón de aliento a la ciudad por lo que supone para muchos el pasar por allí ¿Territorio de nadie? Al revés, territorio de todos, de todos los que quieran que sea suyo.

De este forma, a modo de introducción, he querido explicar lo que es el Hércules para Alicante, de la misma forma que otros equipo lo són para sus ciudades. Esto daría mucho más de sí, de un reportaje a fondo de las cuestiones sociales, políticas, pasionales, deportivas y familiares que este curioso y querido equipo ha supuesto a lo largo de su ya larga vida. Y cómo para eso no hay tiempo ni medios, me centraré en la vivencia personal, que no es más que un relato más, que pretende ilustrar un poco lo que es el heculanismo.

Siempre me he considerado un afortunado. Tuve la suerte de tener un gran guía en lo que al Hércules se refiere. Y ese hombre fue mi abuelo. Quizás al tener tres hijas, que el fútbol no les llamaba mucho que digamos, el tener su primer nieto varón le supuso una motivación especial. Y me abonó nada más nacer. Gracias a él puedo decir que mis 18 años de vida, son 18 años de abonado al Hércules CF. Es por esto que cada partido que juega mi equipo, supone un recordatorio especial para mi abuelo, que es uno de esos grandes herculanos que desde el cielo empujan con orgullo a este equipo que buena falta le hace.

Tampoco voy a engañar a nadie. Los que me conocen desde siempre saben que a mí el fútbol costó que me entrara por las venas. Siempre he sido un poco cabezón, un poco de nadar a contracorriente, y dado que en mi casa ( mis padres) no me inculcaron nada futbolístico, hasta que crecí, el tema no me imporó mucho. Eso sí, si me preguntaban, siempre decía que mi equipo era el Hércules.

Sin embargo, llegó un día que esa mosca del fútbol me picó. Jamás sabré decir cuándo y por qué pasó. Solo sé que fue muy poco a poco, a base de que mis amigos cada vez hablaban más de fútbol, mi descubrimiento de la radio y los carruseles, el auge del Hércules con el ascenso a Segunda, o pura evolución, se ve que lo llevaba dentro y salió a flote. Y salió a lo bestia, llegando al punto de locura que alcanzo hoy. Locura sana, le pese a quién le pese.

Sin pretender dar ninguna pena, recuerdo lo difícil que fue para mí ser un herculano. Con 12 años, nadie en mi clase era del Hércules. Me veía rodeado de ese ya cansino Madrid-Barça. Es cierto, había simpatizantes del equipo de la ciudad... pero solo eso. Incluso me costaba encontrar gente para ir al campo a ver a mi equipo, mi padre hacía el esfuerzo a veces. Siempre me fastidiará haber ido tan poco con mi abuelo, pero cuando en mí despertó el herculanismo, él a penas podía salir de casa.

Pero tuve la suerte de que mi tío comenzaba a ir al Hércules. Y me aboné con él en Tribuna Alta. Siempre se lo agradeceré, las tres temporadas que pasamos juntos en Segunda, supuso la salvación de mi herculanismo. Y así pasaban mis temporadas, sin muchas alegrías, pero con un sentimiento de orgullo y de ilusión a prueba de balas. Todo aquel que es herculano sabe lo duro que es que cuando te pregunten de qué equipo eres, y respondes Hércules, tú interlocutor te diga: "No, pero digo de Primera". Señores de caballo de ganador, borreguiles actuales, si un día descubren lo que es el fútbol, los herculanos les esperamos para hablar de ello.

Sea como fuere, las cosas empezaron a cambiar. Ahora, quiero hablar del Hércules respecto a mis amigos. Me siento muy ogulloso de poder decir que he influido en gente a la hora de hacerse del Hércules, despertar en ellos algo que llevaban muy dentro, es más, en algunos crear ese sentimiento directamente. Hoy estoy fascinado de poder decir que tengo un grupo de amigos con los que comparto un pasión. Y jamás miraré a nadie por encima del hombro o por encima del número de abono. Para mí es un placer compartir un sentimiento con ellos. 

El Hércules me ha ayudado a conocer a mucha gente, y poder descubrir que somos más locos de los que yo me hubiese imaginado jamás. Ser del Hércules me ha permitido vivir momentos que nunca imaginé. Partidos sufridos, victorias agónicas, goles orgásmicos (sí), emociones colectivas, desplazamientos, fiestas, horas de sueño perdidas... Por eso ser del Hércules es mucho más de lo que la gente se piensa. Y por eso aporta tanto.

¿Qué es ser del Hércules para mí? Pues con todo lo anterior se lo pueden imaginar. Eh ¡Qué a veces jugamos partidos de fútbol y todo! Qué maravilla. Siempre me ha gustado la idea del hermoso perdedor. Y por eso me encanta mi equipo, no porque me guste perder, pero me gusta el romanticismo que esas historias ofrecen, mucho más dignas que otras muchas. ¿El futuro? Creo que tenemos vida de sobra porque tenemos locos suficientes para mantener esta locura. Y cómo me gusta decir: "La vida no es fútbol , pero el fútbol es vida" 

Feliz Cumpleaños, Hércules.




sábado, 13 de octubre de 2012

UN BIGOTE EXTRANJERO, O UNIVERSAL

Me apetecía leer algo de Juan José Millás. Lo conocía básicamente de su columna en El País Semanal todos los domingos. Y con esas pocas líneas en las que traza un análisis magistral de lo que decida hablar, me sobraba para alimentar mi concepto hacia su escritura. No conocía ninguna obra en particular, así que elegí una novela al azar y con ella me puse."Tonto, muerto, bastardo e invisible". No voy a ocultar que el nombre me llamó poderosamente la atención. Voy a contar un poco mi impresión.

"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé."



Estas son las primeras palabras de la novela "El Extranjero" de Albert Camus. Para el que no conozca esta recomendable obra maestra, decir que se trata de una historia en la que el protagonista se encuentra totalmente alienado, alejado de toda realidad posible, no le importa en gran medida la muerte de su madre, mata sin motivo alguno, no se identifica con nada, en fin, es un extranjero en todo el significado de la palabra. Qué tendra que ver esto con la novela de Millás. Pues que el protagonista me recordó de pies a cabeza. Pero habría que matizar muchos aspectos, porque ni mucho menos el sentido de una obra y otra tienen nada que ver.
En la historia que crea Millás el humor es una característica inconfundible. Se hace una caricaturización del mundo actual, de nuestra sociedad, y de todas sus contradicciones. El perfil del protagonista es totalmente miserable, se nos presenta en una primera instancia como un hombre un tanto acabado y destrozado, ha sido despedido de su trabajo, en el que era el encargado de recursos humanos en una empresa de papel estatal (no se cansa de repetirlo a lo largo de la novela para ridiculizarlo cada vez más). Y a partir de aquí es cuando la novela se centra en el mundo irreal (o lo que es lo verdaderamente real para él) que se crea en su imaginación, y que cada vez es más presente en su día a día. El título de la novela comienza a ser entendible conforme anvanza la narración, y con ello las razones que llevan al protagonista a hacer lo que hace.



Es curiosa la forma en la que consigue ser un extranjero, en este caso universal. Es a través de un bigote postizo, que le libera totalmente y le hace ser todo y nada a la vez, le hace ser universal. El bigote hace la función de quitarle toda personalidad posible. Una persona con bigote pierde a menudo la expresividad en la cara, a menudo especialmente de los labios. En este caso pierde mucho más, su condición de ciudadano sociable. Le hace ser cualquiera.

Otro factor que hace que me recuerde al protagonista de "El Extranjero" es que el nombre de ambos es poco importante en la obra, es mencionado muy poco y con el tiempo sin duda se olvida. Porque lo verdaderamente importante es la huída hacia adelante sin importar las consecuencias que implique. Después de leer el libro, me plantée como se vería esta historia desde fuera, sin adentrarse en su cabeza, sin duda sería interesante, porque la visión sería muy diferente.

Hay que destacar un lenguaje en la narración de una altura impresionante, de manera que Millás hilvana unas ideas contadas de forma muy especial con multitud de metáforas. La novela es una metáfora en sí misma, desde la primera frase hasta la última.

En conclusión, tenemos una deformación de la realidad, de una cruda realidad, que es absurda, injusta y a veces ridícula, que nos adentra en un mundo de fantasía en la que la moral no existe, las leyes se las marca uno mismo, y nada es imposible. Una lección universal.

miércoles, 3 de octubre de 2012

OTRA GENTE



El cantautor Santiago Auserón –Juan Perro- y el poeta contemporáneo Juan Carlos Mestre se dieron cita en San Vicente en un encuentro imprescindible para los amantes de la cultura de hoy y de siempre. En un auditorio pequeño, coqueto, iba a tener lugar un acontecimiento que su valía sí era grande, y lo hizo ante unas 350 personas (desde jóvenes estudiantes, pasando por distintas autoridades y llegando hasta público de una edad más avanzada) que llenaron el lugar en espera de ver algo diferente a lo que se nos tiene acostumbrados hoy en día. 


Con algo de retraso respecto a la hora fijada previamente, nuestros protagonistas saltaron a escena en medio de los aplausos de un público al cuál se le veía con ganas. Fue el excantante del mítico grupo de la década de los 80, Radio Futura, el que tomó primero la palabra. En sus palabras se pudo ver rápidamente la admiración que sentía hacia su colega. Puede que a muchos les sorprendiera de primeras ver en ese papel de filósofo a Juan Perro. Pero desde luego el cantante tenía mucho que decir. Casi tanto como el poeta que tenía a su derecha, que maravilló desde su primera intervención. Y así se inició una charla, un coloquio o diálogo entre estas dos personalidades. Se trataron temas muy profundos, no obstante, muy importantes en nuestro tiempo. Entre otras cosas, se habló del fenómeno de masas. Una sociedad, en la que unos pocos deciden que personalidades son las adecuadas para todos. Las sociedades disciplinarias tuvieron su lugar en la velada. Se precisó la diferencia y la distancia que existe entre la música y la poesía hoy en día, dándose la curiosidad de que la música que sobresale ya no quiere ser poesía y la poesía sigue siendo música. Y se habló del amor a lo invisible, a lo que no podemos explicar, pero que nos fascina, nos cautiva, y eso es mucho más difícil que amar lo que tiene una explicación lógica.


 En definitiva, se pudo ver el compromiso que esta gente tiene con su gente, con su tiempo. Sobre todo, ese compromiso social con los vencidos, con los que merecen justicia poética. Sus intervenciones fueron magistrales, tremendamente aplaudidas y sentidas. El momento álgido de la noche llego con Cavalo Morto, poema inconfundible de Mestre. Fue tal el clamor del público, que los artistas ofrecieron un poema y una canción más respectivamente. Esa noche se pudo ver otra gente, otra gente muy impotante.