miércoles, 27 de febrero de 2013

Django es arte, Django es cine

Hoy toca hablar de cine. Sí, hoy nos olvidaremos de esa tediosa actualidad por un momento, o al menos me permitirán que lo haga yo. Si continuan leyendo lo harán conmigo. Como decía, hablaremos de cine. Hablando de cine, quería antes de empezar comentar la buena impresión que me dio ver un lunes a las 19:00 una sala de cine con bastante gente. Me consuela que a estas alturas, con la que está cayendo, aún quede gente dispuesta a sacrificar (o aprovechar) parte de su preciado tiempo en cumplir esa vieja liturgia de acudir a una cita con ese arte de hacer cine. Y, si como fue en mi caso, es para ver una película como Django, mucho mejor.


Django te llama la atención desde el principio. Sea la película de tu vida o algo decepcionante para ti, sin duda te impactará. Y esto no debería sorprender si se tiene en cuenta que el director es nada menos que Quentin Tarantino. Y claro, este genio no puede dejar indiferente a nadie. Con Django lo ha conseguido.
Con esta música empieza la primera escena. Pensé que no era posible dar comienzo a una historia de mejor forma posible. Tarantino sabe controlar los tiempos y es conocedor como nadie del uso de la música en el séptimo arte. La banda sonora de Django es de lo mejor que escuchado en los últimos tiempos, llegando a un punto de tener la necesidad de buscarla tras ver la película. Sin embargo, según lo veo yo, en el truco de lo que he comentado antes, saber intercalar las canciones, ser consciente de cuándo sobra y cuándo viene de perlas, está la gracia del asunto. Estamos todos cansados de películas en las que te toca padecer todas y cada una de las escenas con una banda sonora repelente de fondo, únicamente para dar algo de brillo a una secuencia que sobra y que, cabe decirlo, no aporta absolutamente nada. No es el caso, aquí se nos presenta como el auténtico hilo conductor. ¿Quién quiere un narrador en prosa, si alguien te lo puede contar cantando? Un acierto total.

Djando es música. Pero también es imagen, es color, es impacto. Tarantino busca impresionar. A algunos les parecerá exagerado, incluso desagradable. No es mi caso, a mi me fascina la forma en la que busca captar tu atención. Es capaz de crear un contexto en el que a ti (insisto en que hablo según mi visión y mi gusto) no te importa ver más sangre de la habitual, por poner un ejemplo. Y al ver que lo consigue exitosamente trata de explotar esta técnica de una manera bestial, por lo tanto, no es raro encontrarse escenas muy sangrientas, exageradamente sangrientas, algo "gore", lo admito. No obstante, creo que en un tiempo en el que en el cine los efectos especiales están sobrevalorados (para mí, al que cada vez le impresiona menos nada, ya que uno cree que con un ordenador hoy en día ya se puede conseguir de todo), podemos encontrar algo muy distinto, un uso no abusivo de dichos efectos, que buscan algo concreto, más allá del "Qué guapo ha estao eso loco" que aportar, no aporta mucho. Al menos al cine.



Y claro, sería un error por mi parte no nombrar que Django ha sido galardonada con el Oscar a Mejor Guion Original. Muy merecido, por cierto. Aprovecharé esto para contar algo del argumento de la película. Para empezar, una historia del oeste a mí ya me gana. Tiene que ser muy mala para que no me guste, ya que el ambiente que se nos muestra en la América tan particular de esa época me parece autenticamente precioso como escaparate para cualquier relato. Pues bien, Tarantino consigue contar una peli del oeste de una forma precisa, única. Satiriza, es muy burlesco todo el tiempo. No es del género humorístico, a pesar de todo. Tampoco es un drama, ni una peli de vaqueros. Simplemente trata de contar una historia que perfectamente pudo ser real de la forma más espectacular posible, moldeándola a su gusto y obteniendo un producto de mucha calidad. Para concluir, destacar el trabajo de cuatro actorazos. Jamie Foxx (Django), Leonardo DiCaprio, un señorito que nos sonríe con una boca muy particular, Samuel L. Jackson, su personaje, un mayordomo negro, que hablaba como un blanco, programado para no mirarse en el espejo nunca quizás, sometía a los suyos de una forma tan graciosa como horrenda, y, en especial, Christoph Waltz, cuya interpretación la ha valido un Oscar al Mejor Actor Secundario. Otro personaje que no dejará indiferente a nadie, gran trabajo personalizado en él que resumen el sentir general de Django. Django es arte, es cine.

1 comentario:

  1. Me gusta, me gusta Me ha convencido tanto tu articulo q aunque no soy cinefila voy a ver la peli
    Y estoy d acuerdo contigo la musica genial
    Chico sigue por aqui Te ira bien

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