lunes, 10 de junio de 2013

Sobre la violencia machista

En España hay un problema muy grande con la violencia de género. En España no hay una verdadera conciencia social acerca de la violencia machista. En España tenemos un grave problema endémico. Hablamos de España porque es el ente que nos resulta más cómodo a la hora de confeccionar estadísticas de esta índole (o de cualquier otra), pero ciertamente el asunto es de categoría más grande. Atañe a Europa. Y al mundo entero. No diré aquello de cómo puede ocurrir esto en pleno siglo XXI, en el año 2013... No, no va por ahí. Hemos decidido adoptar el rol de una sociedad en depresión, una sociedad que no cree en sí misma y una sociedad que no cree en sí misma es capaz de hacerse daño a ella y a cada uno de sus integrantes, porque no espera nada de ella. Por supuesto, este factor atañe a muchos más aspectos, además de a la burda violencia machista. Con la pasividad con la que nos han criado (añadan el prefijo mal- delante si lo creen oportuno) como conjunto, abrimos cada mañana un periódico, vemos la televisión o escuchamos la radio, y convertimos este problema en un asunto de cifras estadísticas, lo que con suerte nos provoca una mísera mueca de dolor. Sí, por desgracia hemos entrado en una espiral en la que todo se cuantifica, y eso hace que las desgracias pierdan su verdadera relevancia. 

Llevaba tiempo que me debatía entre escribir sobre esto o no hacerlo. Al final, el horrendo al que estamos asistiendo las últimas semanas, me ha llevado a ponerme a ello. No quiero asustar a nadie con datos espeluznantes, mas que nada porque eso es lo que llevan haciendo durante mucho tiempo los medios de comunicación, sin éxito alguno. Por tanto expondré mi punto de vista sobre el tema, sin más dilación. Mirándolo desde el punto de vista idealista y soñador (que como siempre me veo obligado a defender) que se tenga que hacer una distinción de violencia por géneros ya me parece bochornoso, surrealista y que nos debería hacer plantearnos muchas cosas. Ya saben que si algo caracteriza a la humanidad es ese absurdo sentimiento de pertenencia. De pertenencia a una nación, a una ciudad, a un pueblo de la mala muerte, sí, de mala muerte, a un equipo de fútbol, y hasta la pertenencia de ser hombre o mujer. Lo que sí hay que dejar claro es que nada de esto hubiera sucedido sin que en este caso uno de los "bandos", el del hombre en este caso, se portara como se ha portado. Ciertamente la generalización viene bastante bien para hablar del hombre del pasado, es una de las generalizaciones más justas que se me ocurren. Gracias a esos cromañones, estamos hoy donde estamos.

No será esto un reproche hacia nadie, aunque bien podría serlo. El caso es que hemos establecido unos bandos tan absurdos como innecesarios. No necesitamos una batalla de hombres contra mujeres. Aquí hay un problema de ciertos hombres contra demasiadas mujeres. Y hay que buscar soluciones. Pueden adivinar que yo no estoy de acuerdo con las soluciones que se han buscado hasta el momento. Más que no estar de acuerdo, es que me parecen frágiles e incompletas. Son soluciones de estar por casa, es la misma solución que propondría el que calza una mesa con un libro o pone un póster cuando aparece una grieta en la pared. Veo muy bien poner un número de teléfono a disposición de quien lo necesite, así como de endurecer las penas para estos tipos y perseguirlos hasta el fin. Pero, y ahora sí que me permitiré usar el tópico del año en el que estamos, no estamos en el oeste para que la solución sea perseguir forajidos pistola en mano, acribillarles o pedir precio por su cabeza.

Verán ustedes, yo soy un defensor a ultranza de cambiar el mundo a través de la palabra, de la información, de la comunicación, del talante. Tranquilos, no firma el artículo Zapatero. Creo en la educación como vehículo transformador. No concibo otro modo de solucionar este asunto que concienciar a la gente de que existe un problema gravísimo, de hacer ver a las nuevas generaciones, desde bien pequeñitos, del error que esto supone. Esto solo se consigue con trabajo duro, que en mi opinión tiene que venir desde una educación igualitaria y desde los medios de comunicación. Claro, algunos hablarán de una educación doctrinaria, que pretendo meter una idea a los niños en la cabeza... ¿Bueno, y qué? ¿Tan desagradable sería esa idea que evitaría muertes a diario? ¿No es precisamente un error haber dejado correr este tema, haberlo dejado al libre albedrío de la humanidad? Por desgracia la sociedad nos ha demostrado que necesita de una cierta guía. Precisamente ha sido en este área, en la educación, donde más recortes hemos padecido últimamente. Y no solo recortes, si no cambio total de la concepción que teníamos de ella, se vuelve atrás. Que nadie se asuste de lo que pueda ocurrir en un futuro.

 Para ir acabando, debo hacer una crítica a ciertos medios de comunicación. En general a cualquiera que se dedique a tratar sobre este tema. Algunos no son conscientes aún del papel educativo y de transmisor de ideas y conocimientos que tienen en las masas los medios. Teniendo en cuenta la problemática existente, no se puede consentir que en periódicos de tirada nacional se escriban cosas como ésta: Salvador Sostres "Deberían prohibir a las mujeres entrar en restaurantes de lujo". Lo que este individuo no sabe es que algún cretino se puede llegar a creer la idiotez que él acaba de soltar. Y si lo sabe, es lo peor de este mundo. Y por favor, como estudiante de periodismo, no me digan que no debo darle bola a este tío. Se la dejaré de dar cuando un periódico como "El Mundo" prescinda de sus servicios y ahorre así a cualquiera leerle. También quiero dar un pequeño "palo" a los que tratan este tema con una trivialidad que asusta. Claro ejemplo lo tenemos en Toni Cantó, que aunque pidió perdón, se apresuró dando unas estadísticas falsas acerca de las llamadas falsas por parte de algunas mujeres. Existen las llamadas falsas, las mujeres malas, y los casos en los que el hombre es la víctima. Pero centrarse en ese aspecto con la que tenemos encima, me parece del todo desacertado. Sí, por desgracia parece que esta tragedia no acaba de calar en la sociedad. ¿Que haría yo si fuera el responsable de dar las noticias? Dejaría de contar a las mujeres que mueren, de dar cifras vacías de vida, ya que además es incontable el número de mujeres que se suicidan o no les da tiempo a denunciar. Yo diría, dependiendo de caso, algo así: "De nuevo, un niño no tendrá con él a su madre nunca más", "Una joven soñadora dejará de soñar más", "Unos padres quedan desolados para siempre". ¿Sensacionalismo? No me vengan con esas, es la dura realidad. Solo poniendo nombres y apellidos, rostros y dolor, conseguiremos que esa chica no sea un dato más.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con todo lo que dices.Y sí, es muy importante la educación y la información como forma de comunicación. Yo tengo que decir que tengo prejuicios y soy de los que piensa"dime qué lees y te diré como eres".Yo no leo el mundo( periódico), no voy a colaborar con un medio de información que tiene entre sus periodistas a un tipo como Sostres.

    ResponderEliminar