Hay pruebas más que suficientes para afirmar que la
ficción no existe. Al menos, lo que algunos entienden como ficción total. Las
películas de ciencia ficción son el traslado de un elemento real y cotidiano a
otro mundo. Tan solo es el envoltorio para narrar una historia que contiene
mucha verdad. Star Wars puede parecer una película de naves espaciales y
monstruitos pero es el cuento que se lleva contando miles de años: una tragedia
griega entre un padre y un hijo. Y yendo a un ejemplo más simple: Luke se
parece mucho a Lucas, ¿verdad?
Cualquier historia que se cuenta está reñida con la
mirada de su autor. Es tan subjetivo como cierto y tan aprovechable como
limitante. Porque uno acaba hablando de su realidad, la que conoce. Por eso
Woody Allen siempre habla de artistas, escritores o guionistas. Sus películas
las protagonizan personas de una capa social elevada. Mi admirado
Woody Allen jamás podrá hacer ‘Muchos hijos, un mono y un castillo’ y se tuvo
que conformar con rodar una película en España que no tiene nada que ver con
España como ‘Vicky, Cristina, Barcelona’. Sí, me imagino al gran director
neoyorquino tirándose de los pelos en su casa por no tener una madre como
Julita.
Por suerte, Gustavo Salmerón sí tiene esa madre. En su
primer largometraje ha tenido la habilidad para captar la esencia de un país
entero. Julita es España porque cualquiera podemos ver reflejada en ella a
nuestra madre, tía, abuela o bisabuela. La historia del siglo XX español está
contada con la vida de esta mujer: la guerra, el hambre, las causas injustas y
sin embargo apoyadas, la fe, el cambio, la familia, un amor que está en vías de
extinción, la crisis y la sensación al final del camino de que hay más dudas que
certezas. Es inevitable. Esta película es hiperrealista (tan realista como que
todo es cierto) desde un punto de partida surrealista. Porque nada de lo que
pasa en pantalla es habitual en ninguna familia. Y sin embargo nos lo creemos y
empatizamos y nos vemos reflejados. A veces necesitamos alejarnos de lo
cotidiano para tener un prisma adecuado y que todo quede iluminado. La comedia
es un camino para llegar a la verdad.
No, Woody Allen no supo retratar España. Tampoco estoy
seguro de que lo intentara. Quizás quiso contar una historia americana en unas
ciudades que le gustaban. Sí supo reflejar a su familia. Más de una vez. En
Días de Radio lo consiguió a la perfección. ¿Hay mucha diferencia entre rodar
una película que está basada en gran medida en tu experiencia o rodar una
película grabando lo que te pasa a ti? Yo creo que no. Sí hay una salvedad: la
demostración de que cualquiera puede ser un artista. De nuevo, esa dichosa
pregunta: ¿cuánto talento hemos tirado por el desagüe a lo largo de nuestrahistoria? ¿Cuántos niños yuntero no fueron actrices, cantantes o periodistas?
Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que Julita es una artista. Porque no
hay mejor actor que el que no actúa. Derrocha trascendencia y verdad.
‘Muchos hijos, un mono y un castillo’ tiene mucho periodismo. Creo que la principal cualidad que tiene que tener un periodista es
la capacidad para observar y ver que ahí hay un tema que mola. Ser curioso.
Todo lo demás es negociable. Es evidente que Gustavo Salmerón ha tenido olfato
y ojo clínico para encontrar una historia. Más que para encontrarla, para tener
la distancia y para saber contarla. Lo más positivo que deja en mí la película
es precisamente esto: el recuerdo de que hay que tener los ojos bien abiertos.
La enseñanza de valorar lo que tenemos al lado. Saber poner el micro, la
grabadora o la cámara frente al que se lo merece.
Genial!
ResponderEliminarQué bien expresas siempre lo que quieres decir.