jueves, 28 de diciembre de 2017

Muchos hijos, un mono y un castillo: Julita es España



Hay pruebas más que suficientes para afirmar que la ficción no existe. Al menos, lo que algunos entienden como ficción total. Las películas de ciencia ficción son el traslado de un elemento real y cotidiano a otro mundo. Tan solo es el envoltorio para narrar una historia que contiene mucha verdad. Star Wars puede parecer una película de naves espaciales y monstruitos pero es el cuento que se lleva contando miles de años: una tragedia griega entre un padre y un hijo. Y yendo a un ejemplo más simple: Luke se parece mucho a Lucas, ¿verdad?

Cualquier historia que se cuenta está reñida con la mirada de su autor. Es tan subjetivo como cierto y tan aprovechable como limitante. Porque uno acaba hablando de su realidad, la que conoce. Por eso Woody Allen siempre habla de artistas, escritores o guionistas. Sus películas las protagonizan personas de una capa social elevada. Mi admirado Woody Allen jamás podrá hacer ‘Muchos hijos, un mono y un castillo’ y se tuvo que conformar con rodar una película en España que no tiene nada que ver con España como ‘Vicky, Cristina, Barcelona’. Sí, me imagino al gran director neoyorquino tirándose de los pelos en su casa por no tener una madre como Julita.

Por suerte, Gustavo Salmerón sí tiene esa madre. En su primer largometraje ha tenido la habilidad para captar la esencia de un país entero. Julita es España porque cualquiera podemos ver reflejada en ella a nuestra madre, tía, abuela o bisabuela. La historia del siglo XX español está contada con la vida de esta mujer: la guerra, el hambre, las causas injustas y sin embargo apoyadas, la fe, el cambio, la familia, un amor que está en vías de extinción, la crisis y la sensación al final del camino de que hay más dudas que certezas. Es inevitable. Esta película es hiperrealista (tan realista como que todo es cierto) desde un punto de partida surrealista. Porque nada de lo que pasa en pantalla es habitual en ninguna familia. Y sin embargo nos lo creemos y empatizamos y nos vemos reflejados. A veces necesitamos alejarnos de lo cotidiano para tener un prisma adecuado y que todo quede iluminado. La comedia es un camino para llegar a la verdad.

No, Woody Allen no supo retratar España. Tampoco estoy seguro de que lo intentara. Quizás quiso contar una historia americana en unas ciudades que le gustaban. Sí supo reflejar a su familia. Más de una vez. En Días de Radio lo consiguió a la perfección. ¿Hay mucha diferencia entre rodar una película que está basada en gran medida en tu experiencia o rodar una película grabando lo que te pasa a ti? Yo creo que no. Sí hay una salvedad: la demostración de que cualquiera puede ser un artista. De nuevo, esa dichosa pregunta: ¿cuánto talento hemos tirado por el desagüe a lo largo de nuestrahistoria? ¿Cuántos niños yuntero no fueron actrices, cantantes o periodistas? Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que Julita es una artista. Porque no hay mejor actor que el que no actúa. Derrocha trascendencia y verdad.  

Muchos hijos, un mono y un castillo’ tiene mucho periodismo. Creo que la principal cualidad que tiene que tener un periodista es la capacidad para observar y ver que ahí hay un tema que mola. Ser curioso. Todo lo demás es negociable. Es evidente que Gustavo Salmerón ha tenido olfato y ojo clínico para encontrar una historia. Más que para encontrarla, para tener la distancia y para saber contarla. Lo más positivo que deja en mí la película es precisamente esto: el recuerdo de que hay que tener los ojos bien abiertos. La enseñanza de valorar lo que tenemos al lado. Saber poner el micro, la grabadora o la cámara frente al que se lo merece. 

En mi primer curso en la universidad Ramón Lobo nos contó que hay que mirar el número de corbatas que aparecen en un periódico. Si son muchas, el periódico no merece la pena. Lo que esto significa es que no debemos dar voz, únicamente, a las fuentes oficiales. De hecho, si hacemos esto, los periodistas tenemos los días contados porque el lado oscuro de la fuerza está muy presente en tipos como Bertín Osborne o Piqué que se ríen de nosotros en nuestra cara. Incluso seremos carne de cañón con la tecnología: pronto un robot podrá elaborar noticias básicas o seleccionar datos. Saber encontrar una historia es lo único que nos puede salvar. Tener personalidad y contarla. Eso es el cine. Eso es el periodismo. 

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