martes, 11 de diciembre de 2012

Los límites del periodismo


He querido buscar un título claro y que no ofrezca dudas de la temática de este escrito. A pesar de que ello me lleva a perder originalidad, no busco florituras, prefiero ir al grano. Evidentemente, voy a hablar de esto a raíz de lo sucedido hace poco tiempo en una radio australiana. Pondré a todo el mundo en antecedentes por si alguien no conoce el caso. Los locutores de Sydney 2Day FM se hicieron pasar por el príncipe Carlos y por la Reina de Inglaterra, respectivamente, y lo hicieron con la intención de obtener información en el hospital en el que estaba ingresada Kate Middleton, nieta de Isabel II y duquesa de Cambridge. El caso es que las enfermeras caen en la broma de manera sencilla y los periodistas obtienen unos partes médicos de la embarazada. Es aquí donde se desata el escándalo (hay que tener cuenta que los ingleses son muy suyos) y la chica que da la información queda en evidencia. Esto no es todo, por desgracia. La tragedia llega con el suicidio de esta chica, por lo acontecido con la broma. Suena increíble, pero es cierto.

Pues bien, ya se pueden imaginar la cantidad de editoriales, artículos de opinión, juicios morales y demás dilemas que se han iniciado desde la prensa, y desde más sitios. Sin ir más lejos podemos encontrar en España el editorial de El País del pasado domingo. En él podemos encontrar una crítica feroz hacia el periodismo ejercido por estos ya para siempre marcados por la tragedia locutores. Hablaba de que se han cruzado unos límites hasta este momento aceptados por todos para recabar información. Como este ejemplo hay muchos, tan duros la mayoría, y muy oportunistas y sensacionalistas otros, en su mayoría provenientes de las amarillentas Islas Británicas.

Ciertamente en España todo es distinto. Y este aspecto, bajo mi punto de vista, debe ser enfocado desde una visión clara y sin caer en moralidades facilonas. Aquí, las bromas telefónicas están a la orden del día. Ya no solo a nivel de entretenimiento en los medios de comunicación, esque es habitual en cualquier crio coger el teléfono instintivamente, marcar un número al azar, y joder al personal. No queda ahí. Es ya costumbre esta práctica como entretenimiento, sobretodo en la radio. De hecho hay incluso programas de gran éxito dedicados a esto, como "Anda ya", claro referente. Incluso en programas deportivos como Carrusel Deportivo o Tiempo de Juego, ya se toma por normal esta práctica. 

Sin embargo, dejemos a un lado el humor. Hay casos en los que se ha recurrido a esta praxis para obtener información. Quizá sea este el momento donde llega el problema. Y donde se pretende poner las barreras, no obstante, no debemos tener muy claro donde. Conozco casos, a nivel de periodismo deportivo, en los que para investigar la corrupción en el fútbol se ha utilizado a futbolistas. Sí, utilizar de la manera más sucia. Llamar al jugador con menos luces del equipo, además de extranjero, por lo que no controla el idioma, y sacarle que ha cobrado primas de otros equipos. ¿Esto está bien? ¿Está mal? ¿Mejor o peor que lo de Kate? Yo no lo tengo demasiado claro.

“Le he dado vueltas a esto un millón de veces en mi cabeza, todo lo que quisiera es estar con ellos y abrazarlos y decirles que lo siento." 
 Son las palabras de un periodista destrozado. No admitir que esto ha sido un error sería de no querer ver la realidad. Pero cebarse con esta gente, sería duro, en mi modesta opinión. Culparles de una muerte, cruel. Pero quiero puntualizar unas cosas. Creo que lo que aquí se ataca es que se usen estas cosas para obtener información. Es alrededor de la información donde gira todo, si la llamada se hubiese quedado en un vacile, nadie tendría derecho a decir nada. Personalmente, no me gustaría que este caso (en el que yo me centraría más en lo que de verdad debe haber llevado a la chica al suicidio) nos privase de buenos momentos de humor, tan necesarios en estos tiempos que corren.

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