jueves, 20 de diciembre de 2012

Pérdida de libertad

Voy a hablar de uno de los mayores engaños que sufre la sociedad occidental que hemos cimentado. No voy a contar un gran secreto, ni voy a ser una gran revelación para la mayoría que lea esto. Los datos que yo puedo ofrecer están al alcance de todos. Simplemente voy a darle forma y palabras a un hecho muy evidente y que se va incrementando día a día, semanas tras semana, mes y mes, año tras año... No sé que habrá pasado por la cabeza de cada uno al leer el título de esta entreada. Por desgracia, he podido jugar con la capacidad de ser ambiguo. Esto significa que mi título puede hacer referencia a multitud de temas, sí, perdemos libertad por doquier. Alguno ha podido a pensar en los decepcionados votantes de ERC, pero no, o en el tasazo judicial, o en los recortes... pero no. Para variar hablaré de Periodismo. Agárrense. 

Pérdida de libertad en el periodismo. Pero querrán que les aclare quién pierde esa libertad ¿Los periodistas? ¿La ciudadanía? Ambos. Creo que no se entendería un concepto sin el otro, por lo tanto si uno cojea el otro cae con él. He comenzado hablando de un engaño. No caeré en hablar de manipulación periodística, o de periodismo mal hecho (podría hacerlo), como he dicho, aportaré datos. Lo que ha provocado en mí la chispa necesaria para escribir precisamente sobre esto y no sobre cualquier otra cosa ha sido una noticia muy, muy reciente. El acuerdo de Punto Radio y Cope de integración. Para el que no lo sepa, absorción de la cadena de los obispos a la de Vocento por cuestiones económicas. Vaya, a lo mejor alguno ya sabe por donde voy a ir encaminado.


Todavía recuerdo la pregunta que hice a un veterano periodista de radio, Pedro Soriano, acerca de los grupos mediáticos. Pregunté si la entrada de estos había supuesto una pérdida de libertad. No dudó en contestarme que sí. Y me lo ejemplificó con las últimas novedades que hemos tenido en ese aspecto en la televisión generalista. Las absorciones (que no fusiones, muy importante darse cuenta) de Telecinco a Cuatro, y Antena 3 a La Sexta. Curiosamente, grupos más moderados que se comen a otros más progresistas. La justificación dada para estos acuerdos pura y duramente empresariales es que por solitario estas teles no serían viables en un futuro. Bueno, es cierto que la caída en publicidad ha sido bestial, y esto también son datos. Pero claro, nosotros estamos hablando de periodismo. 

Así, cualquiera que haya estado un poco atento a la evolución de Cuatro puede observar un brusco cambio en su línea editorial. Bajo mi punto de vista, ha sido en el espacio de noticias donde más se ha notado la transofromación. Creo que informativamente no tienen color, con todo el respeto, Mediaset busca la desinformación de manera cantosa, con noticias poco noticiables. Pero no me extenderé en este caso más. Lo que pase con La Sexta está por ver. Yo no he notado cambios a día de hoy, parece que estamos Salvados. Que siga así. No obstante, este tema es muy complejo. Explicar todos los acuerdos de colaboración de todos los grupos mediáticos que existen en España (y qué decir a nivel mundial) sería aburrido y lioso. 

Me queda por explicar el famoso engaño. Yo lo veo muy claro. En la era de la información. Que todos estamos conectados a todo. Que tenemos una TDT con infinidad de canales... al final resulta que estos canales los controlan cuatro gatos. Al final no estamos tan informados, lo que sabemos o no a través de los medios de comunicación lo deciden, como he dicho, cuatro gatos. De esta forma, alguien que no sea capaz de ver las cosas tal y como las he explicado se encuentra en una realidad paralela. Esta es la périda de libertad. Cada vez, y por culpa de esta maldita crisis, son menos los encargados de decidir qué nos interesa a todos. Sin embargo, tenemos que lamentar más formas de pérdida de libertad periodística. Y es la pérdida de calidad periodística. Creo que es más sencillo indicar qué medio de comunicación no ha realizado un ERE a estas alturas, que el que no lo ha heco. Los más importantes ya han dado el paso, y los que faltan están muy cerca. Hay medios que incluso han echado el cierre, siendo el caso de Público el más destacado. 

Pobres periodistas pensarán algunos. Pobre sociedad pienso yo, el que crea que esto no le afecta muy directamente es que no quiere ver la realidad. La desinformación es una de las mejores armas que se pueden usar contra la democracia. Y haciendo esto nadie va a la cárcel. Bueno, casi nadie va a la cárcel, de los de arriba. Para acabar, me gustaría que pese a todo lo dicho, el mensaje no fuese tan negativo. Están mal las cosas, pero han estado peor. La información la controla poca gente, sí. Pero antaño la han controlado aún menos gente. En España en concreto, la controlaba un enano con bigote. Las cosas han mejorado, no las dejemos caer, y mejorémoslas aún más.


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